¡Enhorabuena! Has sido invitado a un Banquete! Al Banquete más especial y original que ha existido nunca. ¿Vas a aceptar la invitación? ¡Si no lo haces, nunca sabrás a dónde te va a llevar la fiesta!
Invitación aquí (pincha en el enlace de abajo):
De alguna manera, cuando Platón dejó escrito este diálogo, nos estaba invitando a un Banquete eterno y universal. Eterno porque han pasado los siglos, sigue vivo y seguirá vivo. Universal porque lo que en ese Banquete se trató es un tema que interesa a todo aquel que se considere humano, independientemente del lugar que ocupe, haya ocupado o vaya a ocupar en el mundo.
El Banquete ha sido calificado por la inmensa mayoría de sus estudiosos como la obra maestra de Platón y la perfección suma de su arte. Es posiblemente el diálogo platónico más ameno y el más identificado con el espíritu de su tiempo. Es también la más poética de todas las realizaciones platónicas, en la que difícilmente los aspectos literarios pueden separarse de la argumentación filosófica, lo que hace que nos encontremos ante uno de los escritos en prosa más completos de toda la Antigüedad y una de las más importantes obras literarias de toda la literatura universal. En este diálogo, literatura y filosofía son justamente la misma cosa: una composición original en la que la filosofía toma cuerpo en la realidad, mientras que la visión de la realidad es enteramente transformada por la filosofía. Combina la pintura de las situaciones rica en detalles y la expresión de los problemas filosóficos más difíciles con el más alto refinamiento composicional. Tal vez por ser el diálogo de Platón más brillante es precisamente el que peor entendido ha sido de todos sus escritos. El Banquete pertenece al período medio o de madurez de la producción platónica, junto con el Menón, Fedón, Fedro y República, período que suele calificarse de “Diálogos ideológicos”, en los que se supera la mera evocación de la filosofía socrática y os»4, en los que se supera la mera evocación de la filosofía socrática y se aborda la naturaleza ontológica de las diversas Ideas (alma, belleza, amor, Estado, educación, etc.). Son diálogos centrados en la búsqueda de definiciones, en los que la influencia pitagórica es más acusada como consecuencia de los viajes de su autor al sur de Italia y Sicilia.
Pero ¿Por qué se considera tan especial el Banquete de Platón?, ¿Por qué es tan original y valioso? Vamos a fijarnos en solo cuatro aspectos o razones:
1. Aunque ya en Homero poesía y la producción literaria en general están unidas a los momentos de la comida y la bebida, es lícito afirmar que con el Banquete inaugura Platón un tipo de producción literaria que da testimonio de cómo los encuentros culinarios (momentos en los que un grupo de personas entorno a una comida y bebida disfrutan), tienen valor educativo y no es lícito atacar tales encuentros por considerarlos algo frívolo y no digno de respeto.
2. El Banquete es muy original porque no es un diálogo en sentido usual, con el típico método socrático de preguntas y respuestas (éste sólo tiene una fugaz aparición en la refutación de Sócrates a Agatón), sino de un gran debate de discursos sobre un tema determinado: el amor, por qué Eros es un dios, el papel que juega en la vida humana, etc. Estamos ante un duelo de discursos (un agṑn lógōn), un certamen de palabras, en el que los discursos y contradiscursos representan opiniones contrarias o complementarias que van perfilando y matizando el tema en cuestión. De los diversos tipos de agônes literarios el Banquete sería un agṓn sobre el amor, un «Liebesagone», o también llamado discursos sobre el amor o erōtikoì lógoi (la expresión se encuentra en 172b). De la época del Banquete tenemos noticias de discursos eróticos compuestos por Cebes o relacionados con Alcibiades, que no hayan llegado hasta nosotros en mayor número por la misma razón que no nos ha llegado la gran parte de la literatura erótica griega antigua (Safo, Anacreonte, Alceo, comedia nueva, etc.): la quema por parte del clero bizantino.
3. Es especial por su estilo. Como es bien sabido, cinco son los tipos de exposición de los diálogos platónicos: pregunta y respuesta (A), discusión-conversación (B), narración (C), casi monólogo (D) y monólogo o exposición continua (E). El Banquete pertenece al grupo de los diálogos relatados que pasa de un estilo AD a un estilo E; en ningún otro diálogo este juego de estilos como principio estructural está tan marcado como en el Banquete. Todo en este diálogo es contado. El contenido narrativo de la obra se introduce por medio de un corto diálogo que no sirve más que para entrar en materia y que no se vuelve a reanudar ni en el transcurso de la narración ni al final de la misma. Dado que lo fundamental del diálogo gira, precisamente, en torno a lo que esta mujer le cuenta a Sócrates, resulta que sus palabras nos llegan a través de una larga y complicada tradición: Diotima educa a Sócrates, éste al resto de los comensales, uno de ellos (Aristodemo) a Apolodoro, éste a Glaucón y amigos, y Platón a los lectores modernos. Cada uno de ellos es, en cierto modo, un daímōn, un intermediario, que actúa desde el dominio de las ideas al dominio de las personas13. Por las razones que aduciremos más adelante, la comida en casa de Agatón suele establecerse en el 416 a. C., la conversación de Apolodoro con sus amigos en el 400 a. C. y la composición real del diálogo por parte de Platón en el 384-379 a. C. real del diálogo por parte de Platón en el 384-379 a. C.
4. El Banquete nos presenta el primer tratamiento extenso de la doctrina de su autor en relación con el amor.
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